El abogado Fidel Castro (Parte VI)

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El abogado Fidel Castro (Parte VI)

Es importante señalar que Fidel Castro llevó su vida política a la par de su carrera como jurista, sin que una entorpeciera en la otra; todo lo contrario, se complementaron

Por:
M.Sc. Abel Aguilera Vega
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En el año 1953 el abogado Fidel Castro se encontraba inmerso en los preparativos del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes en el Oriente del país. Por ello adoptó como estrategia exponerse lo menos posible en las actividades políticas contra la dictadura, con el objetivo de no malograr estas acciones.

No obstante a ello, la indignante actitud de la dictadura le impedía mantener al margen del clima político que se vivía en el país.

Causa 112/53

Durante los gobiernos de turno y la dictadura de Fulgencio Batista rendirle tributo a los héroes y mártires de la patria no era bien visto por las autoridades del país. En enero de 1953 cuando se conmemoraba el aniversario 24 del asesinato de Julio Antonio Mella, los estudiantes universitarios develaron un busto del héroe en la plazoleta ubicada frente a la escalinata de la universidad habanera.

En un acto irrespetuoso a tan magna figura, el 15 de enero de 1953 el busto amaneció manchado de chapapote. Ese acto de profanación indignó a los jóvenes, que inmediatamente se concentraron en la universidad y decidieron marchar hasta el monumento que honra a los ocho estudiantes de Medicina asesinados en 1871 por el colonialismo español.

Tal manifestación de patriotismo no podía agradar a la dictadura que ordenó reprimirla. En las intersecciones de San Lázaro y Prado se produjo el enfrentamiento. Para detener la protesta se emplearon potentes chorros de agua y al ser inefectivos se utilizaron las armas de fuego contra los desarmados manifestantes. En la acción resultaron heridos varios jóvenes, entre ellos Rubén Batista Rubio quien recibió el impacto de un proyectil en el abdomen.

El herido fue internado inmediatamente en una clínica, resistió agónicamente casi un mes. Durante este periodo lo visitaron muchas personas, entre ellas Fidel Castro y el presidente de la FEU, Álvaro Andrés Barba Machado, quienes fueron detenidos ese día cuando se dirigían hacia la emisora Radio COCO a denunciar los hechos. Finalmente, el joven Rubén Batista falleció el 13 de febrero de 1953, convirtiéndose en el primer mártir de la lucha contra la dictadura batistiana.

El cadáver fue velado el 14 de febrero de 1953 en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, donde le rindieron guardia de honor. Una multitud de más 20 000 personas despidieron al joven en el cementerio Colón. Al frente del duelo desfiló una hilera de mujeres vestidas de negro, integrantes del Frente Cívico de Mujeres Martianas (I) (FCMM), que portaban una tela con una frase del Apóstol: «La sangre de los buenos no se derrama en vano» (II).

Al concluir el sepelio la multitud salió enardecida lanzando consignas en contra del tirano y a favor de la libertad del pueblo. Según consta en la causa judicial 112/53 a la salida del cementerio, los congregados coincidieron en la intersección de las calles 23 y 12 con la ciudadana Ángela Rodríguez Guzmán, quien conducía un auto en el que portaba una bandera cubana y otra del 4 de septiembre (III), revelando su orientación política a favor de la dictadura.

Según consta en el acta de la denuncia, los jóvenes se lanzaron contra su auto y «(…) profirieron palabras vejaminosas contra la persona del Honorable Señor Presidente y su régimen de gobierno (…)». También se relata que debido a la poca velocidad a la que conducía, dos manifestantes se le abalanzaron al volante, provocando que impactara contra un auto estacionado. Posteriormente «(…) la multitud se ensañó contra ella y su auto, dándole golpes al carro con palos, piedras y patadas, rompiéndole cristales, guardafangos y abolladuras en la carrocería. (…) a la vez que le atacaban gritaban QUEREMOS LA CABEZA DE BATISTA y A ESA QUE ES DE BATISTA» (IV). Finalmente declaró no poder reconocer a los autores, ya que eran más de 20 y solo atinó a proteger su vida.

Como resultado de estos hechos se inició el 17 de febrero de 1953 el proceso judicial 112/53 por el delito de Desorden Público a los ciudadanos Aida Pelayo Pelayo (V) y Fidel Castro Ruz «(…) por ser los principales dirigentes y responsables de esta manifestación» (VI). De inmediato el Tribunal de Urgencia de La Habana solicitó al Buró de Investigaciones de la Policía Nacional investigar los hechos, respondiendo dentro del término acordado por la ley.

En las conclusiones emitidas por el Buró de Investigaciones el 30 de abril de 1953 se confirmó lo narrado por Ángela Rodríguez Guzmán, agregando, que después la muchedumbre se dirigió a la casa de la periodista Margarita de la Cotera O´Bourke en calle 23 y P, donde le gritaron ofensas e intentaron entrar al domicilio, al no lograrlo, continuaron la marcha.

El 11 de mayo de 1953 el presidente del tribunal emitió auto indicando proceder al juicio oral contra los acusados. Se estableció como fecha de su ejecución el 10 de junio a las 8 de la mañana. Según los documentos del proceso, el jurado estaría conformado por los doctores José R. Cabezas Clavelo, Antonio J. Vignier Riera, Carlos Reyes Delgado, Juan F. Solís Carrillo y José A. Riera Medina. Como secretario de este oficiaría el Doctor Agustín Delaville y Gómez. En los documentos del expediente no existe constancia del fiscal actuante.

A mediados de 1953 la situación política en el país se complejizaba, las críticas al dictador eran cada vez más frecuentes y los cuerpos represivos actuaban con mayor impunidad. Para atenuar la situación el régimen mantenía un férreo control de los medios de prensa, convocó a elecciones para el año siguiente e intentó mejorar su imagen, el tirano emitió una amnistía general para los presos políticos.

Como parte de la Ley-Decreto de Amnistía #885 del 1ro. de junio de 1953 fueron exonerados del proceso penal los acusados. Para el 5 de junio, el presidente del Tribunal emitió un auto declarando improcedente el caso debido a esa medida.

De esta forma pondremos punto final a un tema que se encuentra en pleno proceso investigativo, pero que de manera general ofrece una visión de la labor como abogado de Fidel Castro.

Es importante señalar que Fidel Castro llevó su vida política a la par de su carrera como jurista, sin que una entorpeciera en la otra; todo lo contrario, se complementaron. La abogacía fue convertida en un arma de lucha en defensa de la justicia social, de los pobres y como un azote contra la corrupción y el gansterismo que caracterizaba la época.

El estudio de este periodo y la labor jurídica desempeñada por Fidel evidencian elementos de la personalidad de quien posteriormente lideraría la primera revolución socialista del hemisferio occidental. La defensa de los humildes carpinteros, o la de los campesinos, ambos contra representantes de la burguesía; la demanda contra un monopolio yanqui; las denuncias a los jefes de la policía; al presidente del país y posteriormente al dictador; evidencian, en primer lugar, el nivel de compromiso de Fidel con la causa revolucionaria, el radicalismo alcanzado en sus ideas políticas, su elevado sentido de la justicia social y la valentía personal que lo caracterizaría toda su vida.

Llama la atención que, en varias causas judiciales analizadas, los acusados fueron absueltos, aun cuando existían pruebas suficientes para ser inculpados, lo que, asociado a varias amnistías emitidas por la dictadura, pudiera indicar que esta no tenía interés en aumentar la población penal por causas políticas, lo cual causaría problemas aún mayores a los ya existentes.

El propio Fidel Castro da algunos elementos que pueden ser esclarecedores y marcan las pautas de lo que debe ser la justicia revolucionaria:
«(…) Defendí distintas causas de gente pobre. Cuando existía un problema serio de tierras, de gentes a las que querían desahuciar, yo los representaba, hablaba con ellos, organizaba la agitación política, la denuncia. Lo llevaba a un plano político y a un plano público; no seguía precisamente el método tradicional, el estilo jurídico. Defendía a la gente no con argumentos estrictamente legales, porque desde la legalidad a lo mejor los podían sacar o desalojar, pero al mismo tiempo se cometía un abuso de poder, un acto inhumano, un acto injusto». (VII)

Notas

I- Organización cubana surgida a raíz del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952. Se distinguió por su activa participación en la lucha del pueblo contra el régimen de Fulgencio Batista. Se desintegró el 28 de enero de 1959 al incorporarse a las tareas de la Revolución.

II- Rubén Batista (s.f). Recuperado el 19 de agosto de 2020 en: https://www.ecured.cu/Rub%C3%A9n_Batista#Muerte

III- El 4 de septiembre de 1933 se produjo un golpe militar en Cuba que derrocó al gobierno provisional del presidente Carlos Manuel de Céspedes. Fue dirigido por un pequeño grupo de clases y soldados del ejército cubano agrupados en la llamada Junta de los Ocho o Unión Militar Revolucionaria. Estos se apoyaron en los elementos civiles revolucionarios que no habían aceptado la Mediación de Sumner Welles. Uno de los militares que conformó el grupo fue el sargento mayor Fulgencio Batista y Zaldívar.

IV- Oficina de Asuntos Históricos, Fondo documental: Causas judiciales, La Habana, año 1953, caja 3, expediente 12.

V-Destacada pedagoga y combatiente cubana (1912-1998). Luchó contra la tiranía machadista y batistiana. Participó en numerosas actividades revolucionarias frente a los gobiernos de turno de la república neocolonial, a causa de ello sufrió persecuciones, arrestos y torturas. Al triunfo de la Revolución cumplió diversas tareas políticas y sociales. Recibió numerosas condecoraciones por sus méritos extraordinarios y los servicios prestados a la patria y la Revolución.

VI- Oficina de Asuntos Históricos, Fondo documental: Causas judiciales, La Habana, año 1953, caja 3, expediente 12.

VII- Katiuska Blanco Castiñeira: Fidel Castro Ruz Guerrillero del Tiempo. Conversaciones con el líder histórico de la Revolución Cubana, Primera Parte, Tomo I, Casa Editorial Abril, La Habana, 2011, p. 567.

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