«...el valor inmortal de las ideas»

Fidel
«...el valor inmortal de las ideas»

Palabras del periodista Wilmer Rodríguez Fernández en la presentación del libro Fidel, de Katiuska Blanco Castiñeira

Por:
Wilmer Rodríguez Fernández
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Presentar la biografía Fidel, de la periodista y escritora Katiuska Blanco Castiñeira este Sábado del Libro, y precisamente a pocas horas de conmemorar el aniversario 97 del nacimiento de su protagonista, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, es ante todo un homenaje a la vida, obra y pensamiento de quien, como escribe la autora, es difícil de abarcar en estas páginas, «no solo por la larga existencia, sino y sobre todo por la profundidad intensa de lo vivido, pensado y expresado».

Pero esta ceremonia atesora otro gran simbolismo, y es que tiene lugar en La Habana Vieja, exactamente a pocos metros de la escultura que eterniza en bronce a Eusebio Leal, el amigo de Fidel y de Katiuska, el sabio historiador que, convencido estoy, nos acompaña esta mañana, pues su espíritu habita entre estas calles y edificios centenarios que él mismo ayudó a rescatar del tiempo y del olvido.

En lo personal, es un honor invitarlos a leer este libro, el segundo de Katiuska Blanco que me corresponde presentar. El primero, fue Todo el tiempo de los cedros, hace casi 18 años, exactamente el 17 de noviembre de 2005, en el Salón de los Mártires de la Universidad de La Habana, época aquella en la que aún yo era estudiante universitario. Fue esa una presentación organizada por la FEU de La Colina, federación dirigida entonces por Elier Ramírez Cañedo, subdirector del Centro Fidel Castro Ruz, quien nos acompaña esta mañana. Fue esa una de las actividades previas a la llegada esa tarde de Fidel al Aula Magna, donde pronunció por más de cinco horas un histórico discurso, al que le debemos aún muchas lecturas.

Recuerdo que minutos antes de la presentación escuchamos una algarabía y nos asomamos a uno de los muros de la Escalinata cercanos a donde estábamos y vimos uno multitud de jóvenes que luego de honar a Mella en su mausoleo al pie de La Colina subía corriendo los 88 peldaños, y en medio de todo Katiuska me dijo emocionada: «Wilmer, Fidel ha cambiado la historia. Antes los estudiantes bajaban en protestas para enfrentarse a la policía de Batista en San Lázaro, hoy suben para ir al encuentro con la Universidad y el Comandante».

Volviendo a la biografía Fidel, el libro que nos convoca hoy, les comento que fue publicado en 2021 por Ediciones Alejandro, el sello editorial del Centro Fidel Castro Ruz, impreso en El Cubano Libre, taller de artes gráficas de la prestigiosa institución, y el diseño e ilustración de cubierta se le debe a Ernesto Niebla.

Es preciso agradecerle siempre a todos aquellos que tuvieron que ver con el nacimiento de una obra como esta, la cual, es el resultado de muchos años de investigación de su autora en archivos, bibliotecas, notarías, iglesias y de entrevistas a familiares, amigos, compañeros de lucha, así como de decenas y decenas de conversaciones con Fidel, ya fueran en los tiempos en que Katiuska Blanco trabajara en la Redacción Nacional del periódico Granma, o en los más de 20 años que laboró día y noche en el Despacho del Comandante en Jefe, convirtiéndose no solo en su biógrafa, sino en una de sus más cercanas colaboradoras.

Con su talento, su humildad y su calidad humana, Katiuska supo ganarse el cariño, el aprecio y la confianza de Fidel, quien estuvo presente muchas veces en las presentaciones de sus libros. Este, su biografía, es el primero que ve la luz cuando él ya no está físicamente entre nosotros. Sin embargo, están sus palabras, como aquellas que le escribió al recibir una carta de Katiuska, en febrero de 2008, vísperas de la presentación de Ángel, la raíz gallega de Fidel. En esa ocasión, le dijo:

«Tú, por modestia seguramente no leerás las bellísimas palabras que me enviaste. (…) Tu carta para mí significa el testimonio vivo que brota de quien fuera expediente destacado de la escuela de periodismo e internacionalista consecuente, en lucha histórica inmediatamente después de graduada. Tú sabes abordar el valor inmortal de las ideas».

Quisiera en mis palabras de presentación también resaltar la labor de Alba Orta Pérez, la fiel compañera que desde hace décadas trabaja junto a Katiuska para que vieran la luz obras como esta. Cuando Fidel supo que era Alba quien iba a trabajar con Katiuska, le dijo: «Los hijos de los poetas saben admirar la luna». Y no se equivocaba Fidel, pues Alba tiene la sensibilidad de su padre, nuestro Indio Naborí, y la combina con su entrega y minuciosidad en el cuidado de cada edición.

Así, de las manos de ellas dos, han surgido libros imprescindibles para los cubanos, hasta llegar a este, el que, como escribe Katiuska, nació «con aroma de Todo el tiempo de los cedros e ímpetus de Guerrillero del Tiempo», pero es a la vez un libro nuevo, escrito como bien sabe su autora, con belleza y profundidad de pensamiento, con estilo novelado y apegada a la verdad histórica, y así va tejiendo un relato que lleva al lector a vivir en épocas ya distantes de nuestro tiempo.

Por todo ello esta biografía, estructurada en cuatro partes y un epílogo, es una obra con una fuerte carga emocional, la cual se aprecia desde el mismo nacimiento de su protagonista, y aumenta en la medida que Fidel, por sus propios estudios primero y actividades revolucionarias después, se distancia junto a Raúl de la casa grande de Birán. Katiuska logra emocionar con las narraciones de las angustias de Don Ángel y Doña Lina en momentos de mayores peligros para las vidas de sus muchachos o de falsas noticias sobre la muerte de ellos, como fueron los días que siguieron al asalto al Moncada, los años de prisión, el tiempo de exilio en México o la lucha guerrillera.

También uno se estremece cuando lee el relato de la muerte de Don Ángel, solo 43 días antes del desembarco del Granma, las tristezas de sus hijos en México al conocer la noticia, o el regreso de Fidel, en plena guerra, a Birán, el 24 de diciembre de 1958 para visitar a su madre, a quien no veía desde hacía cinco años.

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sábado del libro

Son más de 500 páginas, que van desde el nacimiento de Fidel, el 13 de agosto de 1926, hasta su partida a la eternidad a los 90 años la noche del 25 de noviembre de 2016. Un viaje donde llega a nosotros también el impetuoso Comandante en Jefe de los días del triunfo, las primeras leyes revolucionarias, su firmeza ante las agresiones del gobierno de los Estados Unidos, las obras sociales, la industrialización del país, sus viajes por el mundo, sus relaciones con otros presidentes, sobre todo con Hugo Chávez, su certero liderazgo y la confianza del pueblo en su líder y del líder en el pueblo.

Asimismo, el libro aborda momentos difíciles que enfrentó Fidel como la desaparición física de Camilo, el sectarismo, la despedida y muerte del Che, la crisis migratoria del Mariel, la desintegración de la URSS, y con la objetividad que amerita, Katiuska se refiere a los errores propios y lógicos de una Revolución y de los seres humanos que la hacen y dirigen.

Con el respeto y delicadeza que la distingue, la escritora a quien Fidel confió, como él mismo dijo una vez, «las cosas del corazón, las que más guardaba», nos revela pasajes de la vida familiar del líder en Revolución, nos cuenta de Dalia, su compañera en la vida a quien conoció en la década del 60 y lo acompañó hasta el último de sus días.

De todo ello y más, nos cuenta Katiuska, en esta biografía, que concluye con un epílogo hermoso, que nos lleva a los últimos 10 años de vida del líder y el testimonio fotográfico de su existencia tan intensa.

Solo me resta invitarlos a adentrarse en esta obra, de obligada lectura y consulta, que demuestra una vez más aquella certeza que Fidel tenía sobre Katiuska, cuando le escribió que ella en sus relatos bien sabía abordar «el valor inmortal de las ideas».

Muchas gracias

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