Centenario de Fidel Castro Ruz ¿Qué hacer?

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Centenario de Fidel Castro Ruz ¿Qué hacer?

El reto fundamental es propiciar que las personas conozcan a Fidel, quieran a Fidel, defiendan a Fidel.

Por:
M.Sc. Sissi Abay Díaz
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El 13 de agosto de 2026 se cumplirá un siglo del nacimiento de un hombre imprescindible para la historia Patria. Heredero de lo más genuino del pensamiento revolucionario, impulsor de la sociedad socialista y responsable indiscutible de que una pequeña isla, a 90 millas de los Estados Unidos, haya logrado construir una sociedad diferente de los estigmas establecidos para las llamadas naciones del Tercer Mundo.
Celebraremos su vida y principal legado, el ejemplo. Volveremos a Fidel con poemas, canciones y homenajes. Llenaremos los espacios públicos y medios de comunicación con imágenes y actividades. ¿Pero, será suficiente? Yo creo que no. No podemos desaprovechar la enorme oportunidad que supone una conmemoración de este tipo para fortalecer las raíces patrióticas de nuestro pueblo, ese que cada amanecer añora saberse acompañado por el líder, quien nos demostró que era posible todo cuanto parecía imposible.
Y es que la vida, la obra, y el pensamiento revolucionario y humanista de Fidel Castro Ruz se devela como un océano interminable de conocimientos para cualquier historiador, no solo por la importancia cimera de su personalidad para la historia, sino, también, por su fructífera y longeva vida.
Desde la entrevista como género literario, dígase Fidel y la religión conversaciones con el teólogo brasileño Frei Betto, Un grano de maíz del comandante nicaragüense Tomas Borge, Cien Horas con Fidel del periodista Ignacio Ramonet y más recientemente Fidel Castro. Guerrillero del Tiempo de Katiuska Blanco, por solo citar algunos, el propio Fidel nos transmitió la visión de su evolución como ser humano, el ámbito familiar y social que condicionó su niñez, luchas estudiantiles, los momentos trascendentales, de mayor regocijo y los más angustiantes del proceso revolucionario, desde el asalto al cuartel Moncada hasta alcanzar el triunfo el 1.0 de enero de 1959; y luego, los acontecimientos que han marcado la impronta de la Revolución en el poder. El valor de estos testimonios es excepcional, primero, porque representa la perspectiva propia de su vida y segundo porque permite definir hitos y puntos de ruptura para la evolución de su pensamiento estratégico.
Quienes lo estudian, cuentan además con un volumen extraordinario de discursos e intervenciones, entrevistas, comparecencias y mensajes,  en los cuales no escatimaba en brindar elementos precisos, a la hora de explicar, de convencer, sobre determinadas circunstancias y acontecimientos, lo que le permitía establecer una conexión sorprendente con el pueblo.
También pueden recurrir a los libros y reflexiones que escribiera, todos con la intensión de advertir sobre temas polémicos, estratégicos y cruciales, para desterrar cualquier tergiversación y donde primaba su deseo de defender la verdad.
El gran cúmulo de compilaciones temáticas sobre su obra simplifica la búsqueda y orienta los intereses particulares. El equipo de investigadores del Centro Fidel Castro Ruz trabaja desde hace dos años en la selección de su obra y la correspondiente anotación de estas. Uso de herramientas científicas, sentido de la pertinencia y trascendencia marcan la selección de 680 documentos de diversas tipologías en 23 volúmenes. El desafío es su socialización, empleo de plataformas digitales y traducción.  
Desde las fuentes documentales, no hay una temática que no pueda ser abordada con elementos sólidos y un análisis objetivo de las circunstancias que lo originaron. Distintas instituciones resguardan un volumen significativo de documentos históricos, fuentes periódicas, materiales audiovisuales, entre otros. Imprescindibles si queremos validar, con rigor científico, las investigaciones. Sin embargo es necesario investigar, analizar, construir conocimientos que trasciendan el relato hechológico.
Es importante señalar que existe dentro de nuestra historiografía un gran número de textos serios sobre diferentes acontecimientos y periodos históricos relacionados con Fidel. Hasta hoy, la mayor atención ha recaído en los hechos ocurridos antes del triunfo revolucionario. Existe una deuda con la historia de la Revolución Cubana. No podemos renunciar a lo que se ha escrito fuera de Cuba, puesto que existen títulos de mucha valía, incluso aquellos cuya visión tiene puntos divergentes con nuestra postura política e ideológica.
Asimismo, debe primar el análisis profundo de los principales axiomas de su pensamiento político, filosófico, militar, social y cultural; valorar las dimensiones de su organicidad como intelectual, su antimperialismo y profundo latinoamericanismo. Además, examinar su contribución con la búsqueda de la unidad entre los revolucionarios y el papel que concedió al Partido Comunista de Cuba como la vanguardia política de la nación. En Fidel se da una simbiosis orgánica del marxismo y lo más revolucionario del pensamiento de José Martí, que condicionan su conducción en la construcción de la sociedad socialista, justa y atemperada a nuestras realidades y condiciones, no copia ni calco de otros modelos en el mundo.   
Necesariamente, debemos ahondar en las esencias de su pensamiento, sus reflexiones sobre el presente y futuro de Cuba y de la especie humana; la unidad de las fuerzas de izquierda para la ansiada revolución continental. Fidel optimista y solidario, convencido  de que solo los cubanos podremos construir un mejor futuro, sin retroceder ni un ápice en los principios que sustentan una Revolución de más de seis décadas.
Develar su carácter resuelto, sensibilidad y profundo sentido de la humanidad. Para ellos habrá que desprenderse de cualquier ápice de exaltación o mitificación que levante barreras indelebles entre el Comandante y su pueblo.
Indagar en su sentido de la amistad, el respeto por la opinión contraria, la capacidad que ostentaba para establecer relaciones con personas de cualquier procedencia, idiosincrasia, nivel cultural o afiliación política y cubrirlos con un velo de admiración, incluso a aquellos que no compartían sus ideas, debe ser otra premisa. En igual sentido, privilegiar el estudio de las estrategias para el desarrollo de la ciencia, la economía, la agricultura, la ganadería y otras muchas ramas esenciales para el desarrollo socioeconómico, además de su confianza extrema en las potencialidades del país y de su gente.
Hay que analizar la manera en que enfrentó oportuna y conscientemente, los desaciertos del proyecto revolucionario, su valentía a la hora de reconocer en público los errores, y su respeto insoslayable por el pueblo de Cuba.
Existe aún mucho por estudiar, sobre sus aportes a la política internacional de la Revolución Cubana, con especial atención a las relaciones con los Estados Unidos. No puede olvidarse el apoyo a los movimientos sociales, de liberación nacional, y fuerzas de izquierda en todo el mundo, en la búsqueda de la independencia, la equidad y la justicia social, así como su excepcional sentido de la solidaridad en todas las dimensiones que esta puede alcanzar. Difícilmente habrá un acontecimiento del cual no nos haya alertado antes desde su profundo conocimiento de la Historia, los pueblos y el imperialismo.
Se hace imprescindible continuar ahondando en su pensamiento estratégico-militar, las concepciones de la guerra de guerrillas, de todo el pueblo, y los principios de libertad plena y soberanía nacional.
Especial atención merecen nuestros niños y jóvenes, quienes no tuvieron la oportunidad de coincidir en tiempo histórico con Fidel, quienes crecen sujetos a la tergiversación de la historia que abunda en las redes sociales.  A ellos debemos llegar sin consignas vacías, con los códigos y recursos de estos tiempos.
El reto fundamental es propiciar que las personas conozcan a Fidel, quieran a Fidel, defiendan a Fidel. No habrá mejor análisis que el que cada uno, desde la experiencia y la construcción del conocimiento, pueda hacer. Los historiadores debemos contribuir con el entendimiento, poner en contexto, y realizar análisis objetivos, que permitan valorar el papel de uno de los revolucionarios más importante del siglo XX, en toda su dimensión y en correspondencia con los acontecimientos que marcaron su vida.
La misión es colosal, atemporal e imprescindible. El mundo necesita hoy, quizás como nunca antes, de hombres como Fidel.

 

 

 

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