Cuito Cuanavale. Una victoria de la solidaridad

Angola
Cuito Cuanavale. Una victoria de la solidaridad

La preparación de las nacientes fuerzas armadas angolanas y la ayuda para repeler los ataques foráneos fueron ejes fundamentales de nuestra colaboración

Por:
M.Sc. René González Barrios
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«En el caso de África, Fidel empujó la historia», aseveró en una conversación reciente el compañero Osmany Cienfuegos Gorriarán, hermano del mítico comandante Camilo y uno de los más fieles y entrañables colaboradores de nuestro Comandante en Jefe, en especial en la esfera de la solidaridad.

Esta afirmación, no es ficción ni poesía, sino una mirada profunda a la contribución que, desde los primeros momentos del triunfo de la Revolución Cubana, hiciera Fidel a la consolidación de la lucha anticolonial de los pueblos de ese continente, causa que hizo suya. La ayuda cubana a los movimientos de liberación nacional en África, aceleró el proceso de descolonización y la consolidación de la independencia de varios países y tuvo como colofón, la independencia de Namibia y el fin del apartheid en Sudáfrica.

Argelia en 1963; República Popular del Congo entre 1965 y 1967; Guinea Bissau entre 1966 y 1991; Etiopía entre 1977 a 1989; y Angola entre 1975 a 1991 y otras naciones de África, fueron modestas contribuciones cubanas a un futuro mejor para esos pueblos. También habíamos apoyado la lucha armada en América Latina, y en especial en Vietnam, durante la guerra que ese heroico pueblo libró contra el imperialismo yanqui.

El espíritu solidario de la Revolución Cubana es consecuencia de la propia historia de nuestro país. La solidaridad recibida en las luchas por la independencia marcó huellas profundas, devenidas en raíces de la idiosincrasia y cultura de un pueblo. El dominicano Máximo Gómez y el argentino Ernesto Che Guevara, son símbolos cimeros e inspiradores.

La República Popular de Angola nace en medio de una agresión imperialista dispuesta a liquidar la voluntad de un pueblo en su propio embrión. Ante la invasión, el presidente electo Antonio Agostinho Neto solicitó la ayuda de Cuba. El 5 de noviembre dio inicio de la Operación Carlota. En tales circunstancias Fidel expresó:

«Que lo sepan los racistas de África del Sur y que lo sepan los imperialistas yanquis. Formamos parte del movimiento revolucionario mundial, y en esa lucha de África frente a los racistas y frente a los imperialistas, sin vacilación alguna, estaremos junto a los pueblos de África».

En la clausura del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, el 22 de diciembre de 1975, el líder de la Revolución Cubana explicaba al pueblo la esencia de la ayuda que ofrecíamos a Angola:

«¡Estamos cumpliendo un elemental deber internacionalista cuando ayudamos al pueblo de Angola!  No buscamos petróleo, ni buscamos cobre, ni buscamos hierro, ni buscamos nada en absoluto. Simplemente aplicamos una política de principios. No nos cruzamos de brazos cuando vemos a un pueblo africano, hermano nuestro, que de repente quiere ser devorado por los imperialistas y es brutalmente atacado por África del Sur. ¡No nos cruzamos de brazos y no nos cruzaremos de brazos!».

Por aquellos días Cuba, una isla pequeña muy distante del escenario de las acciones combativas, envió a Angola con urgencia, los recursos necesarios para frenar la agresión. Fue un esfuerzo extraordinario. El escritor colombiano Gabriel García Márquez lo reflejó en una anécdota:

«Había tantos barcos cubanos en Luanda, que el presidente Neto, contándolos desde su ventana, sintió un estremecimiento de pudor (...) “No es justo”, le dijo a un funcionario amigo. “A este paso, Cuba se va a arruinar (…)”».

La presencia cubana respondía al llamado de Neto y el gobierno soberano de Angola. La preparación de las nacientes fuerzas armadas angolanas y la ayuda para repeler los ataques foráneos fueron ejes fundamentales de nuestra colaboración. En marzo de 1976, las tropas angolano-cubanas salieron a la frontera con Namibia y el 1ro. de abril fue firmada, en Ruacaná, el acta que oficializaba los primeros contactos entre el gobierno sudafricano y la parte cubana. Fue la primera ocasión en que sudafricanos y zairenses fueron expulsados de Angola.

Las tropas cubanas se replegaron a una línea situada a unos 250 kms. al norte de la frontera con Namibia y comenzaron la evacuación hacia Cuba. En ese momento, los sudafricanos retomaron su incursión en el territorio angolano y reforzaron su ayuda a la UNITA, que se mantuvo en constante incremento, con la venia y supervisión de Estados Unidos hasta la firma de los acuerdos de paz tras la batalla de Cuito Cuanavale.

El 2 de septiembre de 1986, en el discurso pronunciado en la VIII Conferencia Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, celebrada en Harare, Zimbabwe, Fidel explicaba al mundo:

«La clave verdadera de la cuestión es que mientras exista en Sudáfrica el apartheid, mientras ese país esté regido por un gobierno racista y fascista, no habrá seguridad para Angola ni para ningún otro país de África Austral y la independencia de Namibia no será más que una ficción.

»Por ello, puedo declarar aquí categóricamente que la presencia de las tropas cubanas en Angola se basa en principios, no está movida por ningún tipo de interés nacional de Cuba o cuestión de prestigio. Cuando cese el apartheid, cuando deje de existir el régimen fascista y racista de Sudáfrica, ningún país se sentirá amenazado, Namibia será de inmediato independiente, no hará falta entonces un solo soldado cubano, y se podrá proceder de inmediato a la retirada total de las tropas cubanas en Angola. Desde luego que Angola, cuya soberanía hemos respetado y respetaremos siempre con lealtad absoluta, puede decidir en cualquier instante si necesita o no nuestro personal militar allí. Lo que acabo de expresar es simplemente nuestra disposición a mantener las tropas en Angola mientras exista el apartheid en Sudáfrica.

»Tanto los imperialistas yankis como los racistas sudafricanos, hacen todo lo posible para que las tropas internacionalistas cubanas sean retiradas de Angola, pretendiendo condicionar a ello la independencia de Namibia. De común acuerdo, los gobiernos de Angola y Cuba hemos respondido: Aplíquese la Resolución 435 de Naciones Unidas sobre Namibia; cesen las amenazas de agresión contra Angola; cese la guerra sucia y el apoyo a las bandas mercenarias, y se iniciará la retirada gradual y progresiva de 20 000 combatientes cubanos que defienden líneas estratégicas en el sur de Angola; el resto del personal militar cubano sería retirado únicamente cuando lo entiendan conveniente los gobiernos soberanos de Angola y de Cuba, sin condición alguna».

Tras la cumbre, Fidel viajó a Luanda y se reunió con el alto mando de la misión militar cubana en Angola, consciente de la compleja situación internacional caracterizada por la quiebra del socialismo en Europa y la agresividad de la administración de Ronald Reagan. Allí esbozó su idea de la necesidad imperiosa de la batalla final contra las tropas sudafricanas.

En el segundo semestre del año 1987, las Fuerzas Armadas Para la Liberación de Angola (FAPLA), con asesoría soviética y a pesar del criterio opuesto de los jefes cubanos, realizaron una importante operación que se denominó Saludando Octubre, cuyo objetivo general era liquidar las bases de la UNITA en el sur y sureste de Angola.

La poderosa agrupación de las FAPLA que actuaba en el operativo tuvo que alejarse de sus bases de partida, por lo que su aseguramiento logístico se vio afectado. A ello se unía que los sudafricanos apoyaron firmemente a sus aliados de la UNITA con la incorporación al combate de sus tropas y su aviación. Las unidades de la FAPLA, constituidas por tropas selectas, quedaron acorraladas en las cercanías de Cuito Cuanavale.

En aquellas circunstancias el Alto Mando de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba decidió apoyar la solicitud de ayuda angolana y reforzar el contingente cubano en esa nación, por lo que en la segunda quincena de noviembre comenzó el traslado a ese país de una considerable cantidad de fuerzas y medios para la Operación XXXI Aniversario de las FAR. El gobierno cubano tomaba las medidas para salvar la agrupación de tropas de las FAPLA en la región de Cuito Cuanavale. Los soviéticos presionaban para emplear las tropas cubanas según sus planes, lo que Cuba no aceptó.

La estrategia planteada por Fidel Castro Ruz consistió en desarrollar una sólida defensa en Cuito Cuanavale, que desgastara a los sudafricanos y sus aliados y, al mismo tiempo, crear una poderosa agrupación de tropas en el suroeste de Angola, capaz de operar, si fuera necesario, más allá de la frontera angolana. Esta idea se había dibujado a finales de 1985 luego de la derrota de las FAPLA en la Operación Segundo Congreso, y precisada en 1986 durante la visita del Comandante en Jefe a Angola.

En las nuevas condiciones el líder de la Revolución Cubana advirtió públicamente que el objetivo principal de nuestras tropas no era obtener una victoria militar a costa de un derramamiento de sangre, sino que lo que se pretendía era convencer al enemigo de que la mejor forma de poner fin al conflicto era la mesa de conversaciones.

La situación creada en el sur de Angola ponía en peligro entonces la propia supervivencia de la Revolución Cubana. En esas circunstancias, Cuba trasladó al teatro de operaciones militares 50 000 efectivos, con las mejores armas y tropas regulares. La defensa de la Isla quedaba prácticamente en manos de las unidades de reserva y las milicias.

Sobre aquellos hechos, explicaba Fidel:

«Nuestras fuerzas avanzaron hacia el sur, por el oeste, en número y con medios suficientes para cumplir su misión. Bastaron unos cuantos choques con la exploración y el golpe aéreo contundente sobre sus posiciones en Calueque, para que los sudafricanos se dieran cuenta de la tremenda fuerza que tenían delante, y este cambio en la correlación de fuerzas fue lo que abrió el camino de las negociaciones, nadie vaya a pensar que esto ocurrió por casualidad.

»Pero nuestro objetivo no era una victoria militar humillante y destructiva para el adversario. Si era necesario librar esa batalla, debíamos estar dispuestos a librarla y a librarla con todas las condiciones del éxito y de victoria, que son las condiciones que allí se reunieron; pero no se buscaban glorias militares, ni victorias militares, se buscaba una solución política, justa del conflicto.

»Alcanzar ese objetivo sin batallas sangrientas era realmente ya un éxito extraordinario y alcanzarlo a tanta distancia con un mínimo de bajas, era una verdadera proeza en el terreno político y militar (…) Fue necesario correr riesgos, y se corrieron.

«Cuando se podían esperar momentos decisivos, grandes batallas, realmente las grandes batallas no se producen porque nuestra agrupación era muy fuerte; era tan potente y las medidas que habíamos tomado eran tan seguras, con la construcción de un aeropuerto, los medios aéreos con que se contaba, los medios antiaéreos, que el enemigo se aconsejó y yo creo que ese era el éxito: Lograr los objetivos fundamentales sin sacrificar miles de vidas».

Cuito Cuanavale quedó como un símbolo. Allí se frenó la invasión sudafricana, un día como hoy, hace 35 años. Pero la guerra continuó, ahora en el escenario escogido por Fidel para que angolanos y cubanos derrotaran al agresor. En el suroeste de Angola, un poderoso ejército de más de 50 000 efectivos cubanos, tropas angolanas, combatientes de la SWAPO y del Congreso Nacional Africano, tras golpes militares precisos, convenció a Sudáfrica de su irremediable derrota y la necesidad de sentarse a la mesa de negociaciones. Allí quedó sepultado el apartheid y nació Namibia como libre.

En Angola cumplieron misión internacionalista 427 000 cubanos entre 1975 y 1991, 377 000 como combatientes y 50 000 como colaboradores en salud, educación, construcción, administración y otras esferas.

El 7 de diciembre de 1989 en la despedida del duelo de los 2077 combatientes cubanos caídos en la misión internacionalista de Angola, el presidente José Eduardo Dos Santos expresaba:

«Centenares de los mejores hijos de Cuba sacrificaron sus vidas al lado de nuestro pueblo, luchando… por la independencia y la integridad de Angola, contra los agresores racistas de África del Sur y contra los agentes del imperialismo (…).

»(…) es imposible narrar la historia reciente de nuestro país (…) sin hacer referencia a la acción multifacética de los cubanos en los distintos sectores de la sociedad (…)».

La Operación Carlota fue consecuencia de la lucha de los pueblos del Cono Sur de África contra el colonialismo y el racismo, conjugada con la vocación solidaria de los cubanos y las decisiones de los gobiernos de Cuba y Angola, encabezadas por el Presidente Agostinho Neto y el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

De aquella historia, todavía reciente, expresó el general de Ejército Raúl Castro Ruz:

«Angola es una página brillante, limpia, honrosa y transparente de la historia de la solidaridad entre los pueblos, de la historia del internacionalismo, de la historia de la contribución de los cubanos a la causa de la libertad y el mejoramiento humano. Angola es también, por todo eso, una página honrosa de la historia de Cuba».

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Rafael
05 de Julio del 2023
Mi padre es el de la izquierda de la fotografía me gustaría ver más fotos de ese tiempo o contactar con el fotógrafo q la hizo. También tengo fotos de esa época q puedo compartir.