El abogado Fidel Castro (Parte IV)

Fidel
El abogado Fidel Castro (Parte IV)

En este periodo continuó nutriéndose de las concepciones éticas y humanistas de Martí, de las ideas marxistas y del contexto político y social en el que convivía, que lo llevaron a expresar su oposición cada vez con más fuerza contra la autoridad gobernante

Por:
M.Sc. Abel Aguilera Vega
|
0
|

Share Everywhere

A inicios de 1952 se intensificó la lucha política entre los contendientes a las elecciones generales a celebrarse el 1ro. de junio. El nombre del expresidente Fulgencio Batista y Zaldívar no figuraba entre las preferencias del electorado para el traslado hacia Refugio No. 1 (I), tampoco contaba con mucho respaldo para ser reelegido Carlos Prío Socarrás. Todo indicaba una victoria segura de Roberto Agramonte Pichardo del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), incluso después de la muerte de su principal líder Eduardo Chivás Ribas.

Por su parte, Fidel Castro mantenía sus denuncias contra los funcionarios corruptos del gobierno y a la vez desarrollaba su campaña para aspirar a la Cámara de Representantes y ejercía su oficio de abogado. En este periodo continuó nutriéndose de las concepciones éticas y humanistas de Martí, de las ideas marxistas y del contexto político y social en el que convivía, que lo llevaron a expresar su oposición cada vez con más fuerza contra la autoridad gobernante.

Ejemplo de ello lo constituyen los casos jurídicos en los que se involucra en el primer semestre de 1952.

Denuncia al presidente de la República Carlos Prío Socarrás

Durante 1951, Fidel daba varias charlas en diferentes pueblos de la capital con motivo de su candidatura a la Cámara de Representantes de la República. Para finales de ese año participó en un mitin en el pueblo de Santiago de las Vegas, a las afueras de La Habana. Antes de tomar la palabra lo antecedió el joven Pedro Trigo López (II) que denunció cómo eran expropiados algunos campesinos de sus tierras, debido al crecimiento de las fincas, propiedad del presidente Carlos Prío Socarrás.

Esta denuncia llamó la atención del abogado de Tejadillo 57, que inmediatamente dialogó con el joven interesado en obtener todos los datos al respecto. La muerte de Eduardo Chibás, ocurrida meses antes, le enseñó a Fidel que no podía denunciar el hecho hasta que no tuviera en su poder las pruebas.

Junto con el campesino y otros colaboradores se internaron en las propiedades del presidente y organizaron una cena a la sombra de un árbol. Su estrategia consistía en filmar a los soldados trabajando, para demostrar cómo el presidente empleaba a las fuerzas militares para beneficio personal.

En función de obtener más pruebas Fidel consultó en el registro de la propiedad la documentación de las tierras, descubriendo que la primera finca obtenida perteneció al millonario Emilio Fernández Mendigutía a quien el mandatario defendió en 1944 –en esa fecha senador– cuando fue acusado por violar a una menor de nueve años.

El proceso legal se extendió por varios años, hasta que, en 1950, ya con Prío en la silla presidencial, el acusado fue sentenciado a seis años de privación de libertad. No permaneció ni 24 horas en la cárcel, pues su abogado lo indultó mediante el Decreto No. 182 del 1ro. de agosto de 1950 y le devolvió el favor por la finca recibida como regalo. (III)

Para obtener pruebas adicionales alquiló una avioneta y realizó filmaciones de las propiedades, tanto las de Santiago de las Vegas como las que poseía en Pinar del Río. Respecto al tema recordaría décadas después:

«Alquilé en El Chico una avioneta, me monté y volé por arriba de la finca de Prío. ¡Sacando películas desde una avioneta!, con el cuerpo hacia afuera para captar las imágenes de abajo.

»(…) Retraté por aire y por tierra la finca del presidente donde trabajaban los soldados. (…) La finca que tenía en una altura en Pinar del Río la retraté por mar y tierra. Navegué en un bote por unos esteros en la propia finca para tomar las imágenes de los hechos». (IV)

Aproximadamente dos meses le llevó investigar todas las actividades corruptas del presidente, las cuales mantuvo en la más estricta clandestinidad. El 28 de enero de 1952, ya con todas las pruebas en la mano, Fidel Castro publicó en el periódico Alerta el primer artículo:

«Prío rebaja la función de nuestras fuerzas armadas», de una serie de cinco (V), en el que denuncia al dignatario de favorecerse de su cargo para convertirse en un gran terrateniente y de emplear a los soldados en labores agrícolas en sus propiedades.

El impacto mediático fue grande y la denuncia estuvo en los titulares de los principales medios impresos del país. Posteriormente el joven abogado, devenido en periodista publicaría un segundo artículo el 11 de febrero con el título siguiente: «Treinta y cuatro fincas compradas en una sola provincia. Crea Paco Prío un reparto residencial, otra cadena de fincas de Virgilio Pérez». En esta, denuncia la existencia de varias fincas adquiridas por el mandatario en la provincia de Pinar del Río, mediante el uso de evasivas legales para enmascarar las operaciones.

Como había pronosticado en su primer artículo, el 3 de marzo de 1952 Fidel Castro presentó cargos contra el presidente de la República ante el Tribunal de Cuentas. Al día siguiente apareció el tercer material: «El informe de Fidel Castro al Tribunal de Cuentas», donde denunciaba al presidente Prío por estimular los grupos gansteriles a los que se les había otorgado «botellas» y asignaciones fabulosas en efectivo y revela su responsabilidad sobre la tragedia que vivía Cuba.

El 5 de marzo de 1952 en la sesión ordinaria del Tribunal de Cuentas de La Habana en su acuerdo No. 426, se determinó por unanimidad citar al Dr. Fidel Castro Ruz a fin de ratificar su denuncia contra el «Señor Presidente». Igualmente acuerda «(…) dar nota a la Prensa sobre este asunto, para su publicación». (VI) Era evidente que el tribunal tenía en sus manos la caja de pandora y una decisión difícil que tomar, con serias consecuencias políticas. Después de todo, el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 fue un alivio para varios sectores de la política nacional, incluyendo al propio Prío que, aunque era muy poco probable, podía ser destituido tal y como establecía el Artículo 145 de la Constitución de 1940.

Imagen
mecanografía

Atendiendo a los trámites que supone citar una vez más al denunciante y el poco tiempo transcurrido –además, hubo un fin de semana por medio– entre el acuerdo adoptado por el tribunal y el golpe de Estado, al parecer Fidel Castro no se presentó nuevamente en el juzgado para ratificar su denuncia.

Nunca se abrió el proceso penal, incidentes políticos inmediatos lo impidieron. No obstante, las denuncias realizadas por Fidel Castro ocuparon las portadas de los principales medios de prensa nacionales, su accionar revolucionario trascendió de forma definitiva más allá del sector universitario, obteniendo un peso de mediana importancia en la política nacional, hasta los sucesos del 26 de julio de 1953.
Sobre el impacto de las denuncias reflexionaba décadas después.

«Es como si a un presidente de la república le pusieran una bomba. Cintillos así no los tuvo nunca ningún político en Cuba, nada, ni un artículo». (VII)

Denuncia a Fulgencio Batista por el golpe de Estado

En la madrugada del lunes 10 de marzo de 1952 el expresidente Fulgencio Batista Zaldívar (1940-1944) ejecutó un golpe de Estado y tomó el control del país, con ello evitó el triunfo seguro de los ortodoxos en las elecciones.

Debido a ello, Fidel pasó a la clandestinidad por unos días, pues su vida corría peligro. El asesino Rafael Salas Cañizares fue nombrado jefe de la Policía Nacional, contra el cual pesaba una denuncia por la muerte de Carlos Rodríguez Rodríguez en la que Fidel estaba involucrado.
Su primera reacción fue denunciar el golpe de Estado y desmentir el argumento del dictador de que se trataba de una revolución. Así apareció de forma clandestina el 16 de marzo su artículo: «¡Revolución no, zarpazo!»

En contraste con la actitud pasiva del presidente constitucional Prío Socarrás y de los militantes ortodoxos, Fidel llevó la confrontación con el nuevo régimen a un nivel superior. El 24 de marzo de 1952 presentó su denuncia en el Tribunal de Urgencia, exigió la apertura de un proceso penal contra el dictador, alegando que en la ejecución del golpe consumó varios delitos estipulados en el Código de Defensa Social. Solicitó 100 años de cárcel.

Como era de esperar su demanda no fue escuchada y el proceso se desestimó. Esta conducta fue determinante en la formación revolucionaria del joven rebelde, ya que evidenció que se habían agotado los recursos cívicos para el encausamiento democrático de la nación; lo dotó de argumentos legales, patrióticos y morales que justificaron los sucesos posteriores al Moncada; además constituyó un punto de inflexión, o se plegaba como el resto de los actores nacionales a la politiquería o tomaba la lucha armada como estrategia.

En la denuncia presentada al tribunal dejaba entrever su decisión.

«Si frente a esa serie de delitos flagrantes y confesos de traición y sedición no se le juzga y castiga, ¿cómo podrá después ese tribunal juzgar a un ciudadano cualquiera por sedición o rebeldía contra ese régimen ilegal producto de la traición impune...? Se comprende que eso sería absurdo, inadmisible, monstruoso a la luz de los más elementales principios de la justicia». (VIII)

Aun cuando el proceso judicial no fue abierto y no permite un mayor análisis de la actividad jurídica de Fidel Castro, destacamos su importancia ya que el golpe de Estado alimentó el fuego de una situación revolucionaria que no se apagó hasta el 1ro. de Enero de 1959 y de la cual Fidel fue su figura más encumbrada.

En el ejercicio de su autodefensa por los sucesos del 26 de julio de 1953 recordaría amargamente:

«Señores magistrados: Yo soy aquel ciudadano humilde que un día presentó inútilmente ante los tribunales para pedirles que castigaran a los ambiciosos que violaron las leyes e hicieron trizas nuestras instituciones, y ahora, cuando es a mí a quien se acusa de querer derrocar este régimen ilegal y restablecer la Constitución legítima de la República, (…) (IX)».

A pesar de ello no se amilanó y continuó empleando el ejercicio de la abogacía como un arma de lucha en favor de la revolución.
En apenas algo más de tres meses el Dr. Fidel Castro Ruz había denunciado en los tribunales a los dos presidentes que había tenido Cuba en ese periodo. Ello evidencia la valentía del abogado, la radicalización gradual a la que había llegado su pensamiento y estaba dispuesto a enfrentar a las máximas autoridades políticas del país, aun a riesgo de su vida, por lograr el triunfo de las ideas en las que creía.

Estos dos importantes procesos jurídicos van definiendo la posición política del joven abogado Fidel Castro. La primera causa fue un hecho confirmatorio de la decadencia moral de los poderes políticos en Cuba y la segunda obstruyó su estrategia de revolucionar el país por la vía electoral. El Golpe de Estado lo empujó inevitablemente a empuñar las armas. La denuncia contra Fulgencio Batista sumó otro argumento moral y legal que justificaron las acciones del 26 de julio de 1953.

El enfrentamiento a la tiranía pasó a un nivel superior. En los siguientes trabajos se analizarán otros casos en los que se evidencia la vocación humanista del Dr. Fidel Castro Ruz.

Notas

I- Sede del Palacio Presidencial.

II- «La hora cero para Pedro Trigo» en la revista La Calle, en: https://antorchae.blogspot.com/2016/07/la-hora-cero-para-pedro-trigo.html

III- Emilio Fernández Mendigutía le obsequió a Prío la finca El Globo, situada entre Calabazar y Madruga, de dos y media caballerías de tierra. A este le gustó mucho la propiedad y decidió comprar las fincas colindantes, entre ellas las nombradas Gordillo, Lage, Potrerillo de Menocal, Casas Viejas, Pancho Simpson y Paso Seco, y convirtió la finca original en otra a la que llamó El Rocío, de 54 caballerías y media.

IV- Katiuska Blanco Castiñeira: Fidel Castro Ruz Guerrillero del Tiempo Conversaciones con el líder histórico de la Revolución Cubana, Casa Editorial Abril, La Habana, 2011, pp. 27-28

V- Solo se publicaron tres, el golpe de Estado perpetrado el 10 de marzo de 1952 por Fulgencio Batista eliminó el sentido práctico de estas denuncias.

VI- Oficina de Asuntos Históricos, Fondo documental: Causas judiciales, La Habana, año 1952, caja 54, expediente 7.

VII- Katiuska Blanco Castiñeira: Fidel Castro Ruz Guerrillero del Tiempo. Conversaciones con el líder histórico de la Revolución Cubana, Casa Editorial Abril, La Habana, 2011, p. 40

VIII- Fidel Castro Ruz: Fidel periodista. Editorial Pablo de la Torriente, La Habana, 2006, p. 156

IX- Fidel Castro Ruz: La historia me absolverá. (Edición anotada), Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 2005, p. 74.

Haga su comentario

Este sitio se reserva el derecho de publicación de los comentarios. Aquellos comentarios denigrantes, ofensivos, difamatorios, no serán publicados.