Homenaje a la bandera bicolor

Presidio
Homenaje a la bandera bicolor

En el Centro Fidel Castro Ruz se atesoran dos piezas museables procedentes del antiguo Reclusorio Nacional para Hombres de la Isla de Pinos, hoy Monumento Nacional, llamado Presidio Modelo.

 

Por:
Lic. Yailen Limonta y Lic. Yoalis Calderín
|
0
|

Share Everywhere

En el Centro Fidel Castro Ruz se atesoran dos piezas museables procedentes del antiguo Reclusorio Nacional para Hombres de la Isla de Pinos, hoy Monumento Nacional, llamado Presidio Modelo. Las piezas se remontan al período de encarcelamiento de los jóvenes de la Generación del Centenario, los participantes del histórico asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes con la guía de su líder Fidel Castro Ruz.

Cuando recibimos las piezas, además – venía en un sobre amarillo- la descripción del contenido, se nos dijo al respecto:  
- ¿Saben qué es esto? 
- Es un tesoro y como tal hay que conservarlo; es el vaso usado por Fidel Castro Ruz en el Presidio Modelo, y la llave de la celda donde fue aislado. 

Su afirmación es una muestra evidente de sensibilidad hacia el patrimonio. Son esenciales el respeto, la valoración, el conocimiento y la comprensión de un patrimonio para ser transmitido con vistas a su preservación, así como para el disfrute y conocimiento de las presentes y futuras generaciones. Al respecto Olaia Fontal refiere:  

«No podemos valorar aquello que no respetamos o, mejor dicho, a aquello a lo que no concedemos valor porque el valor no es intrínseco, sino que se proyecta, se atribuye al bien. Nada vale o deja de valer por sí mismo, sino que el acto de valorar es propiamente humano e implica identificar elementos, aspectos o características que se consideran positivos, deseables, importantes (…)»

En un centro cultural, los bienes patrimoniales pueden estar in situ siendo algunas veces el museo parte indisoluble de un patrimonio. 

Las  piezas procedentes del antiguo reclusorio enmarcan, un período de gran trascendencia política e histórica para la nación cubana. Con la encarcelación de los jóvenes moncadistas y su líder, la conciencia nacional resurge y se hace más fuerte, las cartas escritas de forma clandestina por Fidel son pruebas irrefutables de su accionar político y social. 

Para Fidel el presidio «terminó de forjar su visión del mundo y completó el sentido de su vida”, por lo cual llamó a este período Prisión Fecunda. A pesar de los rigores del régimen penitenciario, la creación de la Academia ideológica Abel Santamaría junto a la biblioteca Raúl Gómez García por los jóvenes moncadistas, con el Apóstol como faro, incentivaron el cultivo intelectual político-ideológico y ocuparon gran parte de su tiempo. Al repasar la historia, no se puede prescindir del texto Prisión Fecunda del miembro del M-26-7, destacado historiador Mario Mencía Cobas quien en su libro expresara: «No habrá en la prisión el fusil para el adiestramiento, ni habrá la trinchera de piedra para apoyar el fusil. Tras los muros del presidio el fusil serán los libros; y por el estudio, piedra a piedra se fortalecerá la trinchera, la única imbatible: la de las ideas».

«Gloriosos acontecimientos tuvieron lugar en el Presidio. En la mañana del 12 de febrero de 1954 los jóvenes asaltantes entonaron enérgicamente la entonces Marcha de la Libertad durante la visita de Fulgencio Batista con motivo a la inauguración de la planta eléctrica; luego del suceso, el líder del Movimiento Revolucionario fue aprisionado en solitario. “Fidel concibió, preparó y organizó desde su celda solitaria todas las condiciones que le permitirían avanzar después a la creación del Movimiento 26 de julio, a la expedición del Granma y la reanudación de la lucha armada contra la tiranía batistiana (…)» 

Como patrimonio material, que formó parte del período de la Prisión Fecunda, se conserva un pequeño y humilde vaso usado por el líder del Movimiento 26 de julio Fidel Castro Ruz durante su permanencia en el mal llamado Presidio Modelo y la llave del candado de la celda donde fue confinado.  En la singularidad de las piezas resalta su valor histórico, en este sentido resulta interesante destacar que ambas piezas están entrelazadas a un hecho significativo acerca del quehacer del joven Fidel, quien con tan solo 27 años lideró con osadía e ingenio las acciones revolucionarias presentes y futuras, burló la seguridad del local, supo manejar y hacer trascender sus ideas dejando importantes documentos testimoniales que hoy constituyen legados para la historia. 
Sus valores de usos poseen una marcada ambivalencia que para nada va en detrimento del significado que poseen. Vistos como testimonios patrimoniales de un hecho histórico, el primero de uso personal del líder, y el segundo por su parte, sirvió al cuerpo militar del gobierno dictador Fulgencio Batista para encerrar físicamente al joven Fidel, no siendo así, a sus causas e ideales de lucha. 

Cargados de connotación alegórica, los bienes museables, de naturaleza tecnológica industrial fueron en un inicio conservados en el Museo de la Revolución, luego se entregó al Centro Fidel Castro Ruz por medio de una donación. Al  conmemorarse el XX aniversario del 26 de Julio  en  la revista Bohemia, Edición especial afirma que «Fidel fue aislado de sus compañeros, solo fue acompañado de las obras de Martí»;  hoy se conoce que las piezas son ejemplares de variados objetos patrimoniales que fueron usados por el joven Fidel en la cárcel donde fue  aislado, entre estos:  el radio, y la Compilación de las Obras Completas de José Martí, una de los muestras se exhibe en la primera sala expositiva del Centro Fidel Castro Ruz titulada simbólicamente Maestro y Discípulo. 

Isabel Venero López, directora del museo Presidio Modelo de la Isla de Pinos, expone que ambas piezas se corresponden con el período del 13 de febrero de 1954 hasta el 15 de mayo de 1955, que coincide con la etapa en que Fidel Castro Ruz fue aislado del resto de sus compañeros y permaneció 138 días incomunicado. Los primeros 40 días sin luz eléctrica y es en ese lugar donde reconstruye su Alegato de Autodefensa La historia me absolverá, que se convirtió en el Manifiesto del Movimiento 26 de Julio.

«A pesar de las medidas restrictivas, la libertad no pudo ser amordazada. Y hubo mensajes pasados en ropas, tabacos y comidas (…) Custodios que trajeron y llevaron algún recado (…) Lo mismo pequeñas notas que extensos pliegos circularían por estos y por otros medios».

Personas a cargo de la vigilancia del líder, estuvieron sensibilizadas con la causa revolucionaria y mantuvieron una actitud digna y solidaria hacia él, entre ellos los custodios de la celda, Conrado Sellez y Agustín Rodríguez, quienes colaboraron con los jóvenes moncadistas. Al triunfar la Revolución, ambos fueron agasajados con objetos de uso personal de Fidel en la cárcel por el propio líder y gracias a ellos, en la actualidad, instituciones homólogas como el Presidio Modelo, la Oficina de Asuntos Históricos y el Centro Fidel Castro Ruz atesoran importantes bienes museables en sus fondos. 

Según el Acta de Recepción archivada en el Museo de la Revolución «el vaso de color naranja que está quemado por el borde superior como bien se describe, perteneció a   Agustín Rodríguez «Patigio» quien fue carcelero del Presidio Modelo de la Isla de Pinos y en la prisión ayudó con la intercomunicación secreta entre Fidel, Raúl y Montané. Fidel Castro Ruz le regaló el vaso y un par de medias que utilizaba en el presidio como recuerdo y agradecimiento y le prometió que cuando triunfara la Revolución, lo soltaría». Al triunfar la Revolución, «Patigio», le regala el vaso a su hermana Justina Z. Rodríguez González, quien un 16 de marzo de 1990 lo donó al Museo de la Revolución.

Estos objetos se vinculan con un significativo período de lucha. En el lugar donde se emplearon los objetos, se dieron diversos acontecimientos, donde la resistencia y la audacia de jóvenes cubanos hicieron valer los ideales martianos y de lucha por la libertad de su Patria. Allí no había sitio ni para el ocio ni para el desaliento, se desarrolló un plan de estudio mucho más riguroso y consciente para preparar las futuras acciones de lucha. En sus inicios, las piezas museables fueron conservadas con celo por personas al servicio de la dictadura, pero conscientes con la causa de los jóvenes revolucionarios. Para ellos los objetos constituían un símbolo que propició mantener la memoria viva de las acciones revolucionarias del heroico Movimiento 26 de Julio. Ambas piezas son reflejos de un acontecimiento histórico ligado a la vida y obra del líder de la Revolución cubana, el Centro Fidel Castro Ruz defiende su legado por medio de la noble tarea de conservar y difundir el patrimonio cultural.    

 

Haga su comentario

Este sitio se reserva el derecho de publicación de los comentarios. Aquellos comentarios denigrantes, ofensivos, difamatorios, no serán publicados.