Mayo de 1959: una mirada 66 años después

Argentina 1959
Mayo de 1959: una mirada 66 años después

Mayo de 1959 fue un período clave en la consolidación de la Revolución Cubana, marcado por eventos políticos y  sociales trascendentes.

Por:
M.Sc. Cristina Fernández Sanz
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El mes de mayo de 1959 fue pródigo en acontecimientos notables. A la altura del quinto mes en el primer año de la Revolución, Fidel Castro había tomado posesión como Primer Ministro y no estaría en Cuba –por encontrarse en un periplo por varios países de América– para celebrar el primer Día Internacional del Trabajo tras el triunfo revolucionario.
La prensa cubana y, en especial, Bohemia publicó en un editorial, con impresionantes fotos, los detalles del desfile, cuya apertura estuvo a cargo de los dirigentes de la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC) –revolucionaria– y los Comandantes Raúl Castro, Juan Almeida Bosque, Augusto Martínez, entre otros. La magna cita de los obreros resaltó no solo por su gran magnitud y larga duración –quince horas–, sino porque también era visible el apoyo de todo el pueblo al Gobierno Provisional Revolucionario.
El líder revolucionario estaba en los días finales de un viaje que había comenzado el 15 de abril y que lo había llevado por Estados Unidos, Canadá, Trinidad y Tobago, Argentina, Uruguay y Brasil. Había que explicarle al pueblo de esos países la realidad cubana, pues la campaña difamatoria impulsada por el aparato propagandístico de Estados Unidos, a través de sus agencias cablegráficas, con el objetivo de infamar a la naciente Revolución, crearon una matriz de opinión negativa a nivel mundial en torno a los juicios y la aplicación de la pena capital a los esbirros de la tiranía batistiana.
El discurso del 21 de enero y la conferencia de prensa ante 380 periodistas de todo el continente al día siguiente, conocida como «Operación Verdad», no eran suficientes para mostrar al mundo la certeza de lo que ocurría en la Isla, por eso el Comandante viajó a Venezuela a finales de enero y, a mediados de abril hasta el 8 de mayo, recorrió varios países del continente americano.
Justamente el primer día de mayo arribó a Buenos Aires, Argentina, donde peronistas y comunistas hostilizaban al gobierno de Arturo Frondizi, abundaban las huelgas y se había decretado el estado de sitio. En medio de este clima de agitación colectiva, la presencia de Fidel Castro tuvo un gran impacto y las esferas oficiales no disimularon su preocupación.
El sábado 2 de mayo Fidel, tras un breve recorrido por la ciudad, hizo su entrada en la sede de la Conferencia de los 21, el Palacio del Ministerio de Industria y Comercio de Buenos Aires. Allí explicó que no llevaba un discurso escrito, sino que prefirió correr los riesgos de hablar con toda espontaneidad y sinceridad; ello era posible porque el día anterior el líder cubano había podido estudiar los discursos hasta ese momento de dicha Conferencia.
En esta última se refirió a la necesidad de que las conferencias y organismos internacionales actúen con hechos concretos porque los pueblos han perdido la fe en ellos. Planteó que la inestabilidad política de los gobiernos de América Latina no son la causa del subdesarrollo, sino la consecuencia de este, por eso es imprescindible que estos países se desarrollen económicamente. Por tanto, el esfuerzo de América Latina debe dirigirse a la obtención de capitales mediante financiamiento público proveniente de Estados Unidos. Y al comentar el caso específico de Cuba explicó que la solución la han basado en dos principios: Reforma Agraria y desarrollo industrial; y con ellos también se solucionaba el problema del desempleo. Sin dudas estas ideas planteadas en dicho foro económico tienen una gran utilidad en los tiempos actuales. Sobre todo, su tesis de hacer realidad un mercado común para América Latina, concretado en el 2004 con la creación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América–Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP).
A su paso por Uruguay, el líder cubano visitó zonas afectadas por las inundaciones en la represa Rincón del Bonete y la ciudad de Chamberlain. Sobre esa experiencia dijera Fidel en un extenso discurso en una improvisada tribuna en la Explanada Municipal de Montevideo: «…y quizás pocos hechos nos hayan impresionado más que aquellos grupos  de campesinos uruguayos, en los cuales, por más que alguien hubiese tratado de encontrar una diferencia  entre aquellos campesinos y los de nuestra tierra, no habrían podido encontrarla jamás…». Allí también habló de la realidad de la Revolución Cubana y de cómo se logró la victoria, pero también se puede descubrir en este discurso un incipiente concepto de Revolución cuando advirtió que «…Revolución es siembra de ideas, revolución es esfuerzo propio…». Muchos años después, un 1.ro de Mayo en la Plaza de la Revolución, nuestro líder lanzaría a la nación entera y al mundo un nuevo concepto de Revolución más extenso y perfilado, que cumpliera recientemente veinticinco años.
En Brasil, con una agenda igual de apretada, Fidel asistió a diversas actividades, entre ellas un almuerzo ofrecido por el presidente de ese país Juscelino Kubitscheck. Participó, además, en un acto organizado por la Unión Nacional de Estudiantes de Brasil y fue entrevistado por un panel de periodistas en el programa de televisión Esta es tu vida, en Río de Janeiro. Pero lo que más trascendió de su visita fue el histórico discurso en la Plaza Castello de Río de Janeiro donde explicó que ya la justicia revolucionaria había cumplido su rol en Cuba, los peores criminales fueron castigados. Lo que quedaba por delante era la etapa creadora y lo más inmediato, concretar la Reforma Agraria, que despertó el interés del pueblo brasileño.
A su llegada del extranjero el 8 de mayo, una inmensa concentración popular lo estaba esperando en la entonces Plaza Cívica, hoy Plaza de la Revolución. Allí Fidel dijo que habían salido de la Patria a reafirmar la Revolución, a explicar a los pueblos del continente las causas que tuvieron para hacerla y las razones para llevarla adelante. En ese memorable discurso, el líder revolucionario le habló al pueblo de Cuba que durante su viaje, dos elementos fueron objeto de constante aclaración: los juicios a los criminales de guerra y la posibilidad de celebrar las elecciones. Aseveró que Cuba se había convertido en el modelo y en la esperanza de todos los pueblos de América Latina.
A cinco meses del triunfo revolucionario, la Revolución, afirmó Fidel durante su discurso, entraba en una nueva fase; porque «…Ahora viene la Reforma Agraria, la ley fundamental de nuestra Revolución, la ley definidora de nuestra Revolución, y tenemos que sentarnos a trabajar mucho…porque la Revolución entra en su etapa creadora y queremos trabajar…»
Con la firma de la Ley de Reforma Agraria el domingo 17 de mayo en la histórica Comandancia del Ejército Rebelde en La Plata, Sierra Maestra, la eliminación del latifundio era una realidad, que venía aparejada a un desarrollo de la industria y a eliminar el desempleo. Ese día también dio un histórico discurso donde reflexionó sobre las particularidades que para Cuba tendría esta ley, consciente del cambio en el campo cubano y de las agresiones que se avecinaban por parte de Estados Unidos, debido a que sus intereses se verían afectados, ya que las tierras de sus compañías azucareras dueñas de las tierras cultivables pasarían a manos de doscientas mil familias campesinas.
Un hecho que pocos rememoran también ocurrió en dicho mes. El 27, en la primera página del periódico Revolución apareció el titular: «Inician la búsqueda de Raúl en toda la Ciénaga». En el rotativo se explicaba la intranquilidad en todos los sectores de la sociedad y en el Ejército Rebelde, por la suerte que pudo haber corrido el Comandante en Jefe de las Fuerzas de Tierra, Mar y Aire, Raúl Castro Ruz, en la Ciénaga de Zapata. Quien en la tarde del día anterior había desaparecido en un pequeño avión monomotor en la búsqueda de otro oficial rebelde, cuyo helicóptero se había averiado. De tal suerte sobrevivieron los que estaban a bordo de ambas naves, pero la angustiosa búsqueda se extendió durante catorce horas. Fidel estuvo al tanto desde el principio de lo ocurrido y participó en la búsqueda.
También finalizando mayo, un acontecimiento de gran sensibilidad estremecía a Cuba la inhumación de los restos de los expedicionarios del Corynthia. El día 28, en el acto efectuado en el Cementerio Colón, Fidel pronunció un conmovedor discurso en la sobre los trágicos sucesos donde, como resultado de una delación, fueron masacrados 16 prisioneros de los 27 integrantes del grupo, por la dictadura de Batista.
Mantener viva la memoria histórica es esencial para las nuevas generaciones, no solo para comprender el pasado, sino para defender los principios de justicia social y soberanía que impulsaron la Revolución. La lucha por preservar esta historia es, en sí misma, un acto de resistencia contra el olvido y la tergiversación.

 

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