
El pensamiento ambiental de Fidel Castro Ruz surgió como una crítica radical al modelo capitalista depredador, en este sentido ofreció una perspectiva revolucionaria sobre la relación entre humanidad y naturaleza.
El pensamiento ambiental de Fidel Castro Ruz surgió como una crítica radical al modelo capitalista depredador, en este sentido ofreció una perspectiva revolucionaria sobre la relación entre humanidad y naturaleza. Desde sus inicios en la Revolución, Fidel manifestó un profundo interés y preocupación por los aspectos ecológicos, abordando así la problemática desde una visión que combina la justicia social y la sostenibilidad ambiental. Su análisis conecta las desigualdades globales Norte-Sur con la explotación ambiental sistémica, evidenciando cómo la lógica del capital destruye los ecosistemas mientras profundiza las injusticias sociales.
Su enfoque crítico abordó la relación entre dominación y emancipación del ser humano sobre la naturaleza, considerando tanto el contexto nacional como el internacional. En este sentido, su liderazgo siempre se caracterizó por presentar una postura comprometida con la protección del entorno y la búsqueda de un modelo de desarrollo más equitativo y sostenible, en línea con los ideales de justicia social y respeto por la naturaleza.
Un ejemplo destacado es su discurso del 15 de enero de 1960, durante el acto por el XX Aniversario de la Sociedad Espeleológica de Cuba, donde expresó:
«Solo los intereses egoístas, solo los privilegios, pueden estar divorciados de la naturaleza, porque son precisamente antinaturales. Pero la justicia, la idea del bien, la idea del progreso, tienen que estar necesariamente aliadas a la naturaleza, porque son cosas que concuerdan».
En este sentido, el historiador Rolando Rodríguez recordó cómo, en una ocasión, recomendó a Fidel la lectura de Primavera Silenciosa de Rachel Carson, obra pionera en la denuncia contra el uso de pesticidas persistentes.
Desde las décadas de 1960 y 1970, Fidel adoptó un enfoque crítico frente al uso desmedido de químicos en la agricultura y a los métodos intensivos que agotaban los recursos naturales. Su pensamiento ecológico buscaba restablecer la armonía entre el ser humano y la naturaleza. Con este sentido, en 1968, afirmó que «La naturaleza se comporta de forma paradójica, de forma caprichosa; sigue sus leyes físicas o biológicas, no las leyes de la voluntad del hombre». Cuatro años después, en 1972, añadió que «La naturaleza es una escuela, es un libro que nos enseña mucho». El líder cubano dirigió su mirada hacia las raíces de la crisis ambiental, criticando el individualismo, el mercantilismo y el egoísmo que, a su juicio, estaban profundamente arraigados en el sistema capitalista. Para Fidel, estos valores promovían una lógica de acumulación y crecimiento sin límites, basada en la explotación de recursos naturales, que inevitablemente conducía a la pobreza, la desigualdad y la degradación del medio ambiente. En su visión, la crisis ecológica no era un problema aislado, sino una consecuencia directa de las estructuras económicas y sociales que priorizaban el beneficio a corto plazo sobre la sostenibilidad y la justicia social.
También denunció el capitalismo verde, una herramienta de la globalización neoliberal que perpetúa la dominación del fuerte sobre el débil. Cuba, bajo su liderazgo, participó activamente en cumbres y conferencias internacionales para educar sobre temas como la deforestación del Amazonas, la defensa de las comunidades indígenas y el impacto ambiental de las guerras, como las de Palestina y Ucrania.
La Revolución Cubana realmente abordó el desafío ambiental desde una perspectiva de justicia social y ecológica, integrando la defensa contra la pobreza y la explotación imperialista. La implementación de leyes como La Primera Ley de Reforma Agraria Implementó una planificación racional de los recursos basada en la ciencia y el bien común. y décadas después el Programa de Soberanía Alimentaria, muestran un compromiso con el desarrollo sostenible y la gestión racional de los recursos, basándose en la ciencia y el bien común.
Además, la educación fue un pilar fundamental, con la creación de comisiones como la Comisión Nacional para la Protección del Medio Ambiente y los Recursos Naturales (COMARNA).
El mensaje ecológico de Fidel Castro rescata la relación esencial entre el ser humano y la naturaleza, señalando al capitalismo como el principal enemigo de la vida en el planeta. Su temprana denuncia del consumo depredador, su llamado a la justicia ambiental global y sus esfuerzos prácticos son legados valiosos que las nuevas generaciones deben estudiar y adoptar. La tarea sigue siendo monumental: construir sociedades prósperas, justas y sostenibles.
«Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa».